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Datos que aportan datos.

Factores Laborales

 

A parir del análisis de los datos se descubrió que un 30% de los alumnos tuvo que modificar su actividad académica por problemas económicos ante lo cual la investigación se dirigió a indagar acerca de las condiciones de trabajo de los mismos. Esto permitió dar cuenta de que la mayoría de los alumnos (casi un 80%) trabaja y, de los que no lo hacen, un 15% busca trabajo.

 

De quienes están empleados, la mayoría lo hace por turnos que abarcan mañana/tarde o sólo mañana. De allí, se descubrió que el 67, 6% de ellos lo hacen en el horario matutino. Si se tiene en cuenta que estos alumnos representan el 80% quiere decir que la mayoría de los que están empleados sólo pueden cursar en turnos que abarquen la tarde y la noche.

 

En relación con este aspecto, la oferta académica establecida por la Facultad en la carrera de Comunicación Social colisiona con los alumnos que cursan y trabajan ya que la mitad de las materias tienen un solo horario de cursada. En esta desincronización de horarios y ofertas, es donde surge el factor que obliga a los alumnos a modificar su cursada no sólo en relación a las comisiones sino también con la cantidad de materias cursadas simultáneamente.

 

Las mayores dificultades se presentan para quienes trabajan tanto por la mañana como por la tarde debido a la falta de oferta académica que contemple el horario nocturno. Además, un factor muy importante es que de los teóricos de las 99 materias por lo menos 68 de ellos tienen un solo horario y son obligatorios.

 

Si bien los teóricos obligatorios se dan en mayor medida a la noche (43 contra 24 de la mañana) esto no quiere decir que existan mayores oportunidades para los que trabajan a la mañana. Esto se debe a que si los alumnos ingresan muy temprano a sus trabajos la cuestion de las distancias y horarios comienzan a tener peso.

 

 

Organización de los Tiempos

 

Un factor muy importante al momento de diseñar la cursada es la organización de los tiempos ya que los alumnos, al inscribirse, no sólo eligen qué materia cursar sino también horarios, cátedras y, con la opción de poder saber el docente a cargo, la comisión.

 

Tras el análisis de la oferta horaria, se estableció que, de las 99 materias, 74 de ellas tienen una sola cátedra. Esta situación, junto a la falta de opciones de horarios para teóricos, restringe la libertad de elección de los alumnos que deben decidir entre "no opciones" de cursada mientras que a ese problema se le suma la falta de opciones de prácticos. Es decir, que los estudiantes tienen que enfrentarse ante el dilema de: no cursar la materia en cuestión; cursarla en detrimento de otras o superponer horarios de materias, es decir, cursar un práctico en el horario de teórico de otra.

 

La falta de opciones lleva a los alumnos a detener el avance en la carrera ya que, si necesitan cursar determinadas materias, se ven en la obligación de sacrificar las pertenecientes a años superiores. Esto retrasa el tiempo estipulado para completar la carrera como así también aumenta la cantidad de años en los que el alumno estima recibirse.

 

Al existir cátedras únicas, los estudiantes deben adecuarse a lo que estas les proporcionan (porque no hay otra opción) ya que el sistema de correlatividades sostenido por la estructura de la carrera así lo determina para avanzar.    

 

Otro factor que incide en la organización temporal es la residencia de los alumnos, sobre todo aquellos que viven a distancias largas de la facultad. Un ejemplo de ello son los que residen en el conurbano (34%) ya que durante la cursada el tiempo de traslado representa en promedio entre una hora y media a cuatro horas de viaje. Esto recae directamente en la elección de las materias a cursar y los horarios de las comisiones.

 

Pero cuando los teóricos son sólo por la noche estos alumnos no tienen otra opción que asistir a los mismos ya que es un requisito tener el 75% de asistencia para promocionar/mantener regularidad. De esta manera, los estudiantes afectados por esto deben emprender el regreso a casa en horarios en los que incluso el transporte público no funciona, o lo hace esporádicamente.

 

Materias con menor Oferta Académica

 

En lo que se refiere al diseño de la oferta se constató que a medida que el alumno avanza en la carrera existen ciertas materias que a pesar de ser claves para permitir el desarrollo universitario y, a veces la finalización de la cursada obligatoria, tienen menor cantidad de horarios disponibles. Un ejemplo de esto son los seminarios dictados en la carrera o el Taller de Orientación los cuales poseen cátedra única; con un solo teórico y un único horario de comisión.

 

El acotamiento de comisiones disponibles hacia el final se convierte en otra traba para el alumno que no puede articular la oferta con los horarios de trabajo o de cursada ya que las materias finales sólo le dan una opción. Es decir, estas se caracterizan por tener una comisión (teórica/práctica): sólo a la mañana o a la tarde o a la noche.

 

En este sentido, se decidió incluir en el análisis la opción presentada como “Curso de Verano” ya que su finalidad sería permitirle al alumno cursar en un tiempo menor (45 días) una materia cuatrimestral para que pueda adelantar la cursada. Pero se observó que el sistema permite cursar solamente una materia la cual forma parte de un número reducido de opciones, es decir, siete (de 99). Además, se constató a través de la comparación de ofertas de años anteriores que la variedad es escasa, rotativa y muy pocas de ellas pertenecen a los niveles superiores.

 

Longevidad de los alumnos

 

Con respecto a la edad de los estudiantes se observó que el promedio es de entre 25 a 30 años. De hecho, el gráfico obtenido de los datos del censo da cuenta de un pico en el rango que agrupa la edad de 31 a 35 años tanto en hombres como en mujeres. En lo que se refiere a las proporciones según los sexos se registró que el mayor volumen está representado por las mujeres con el 65,4%.

 

La edad promedio demuestra que los tiempos estipulados oficialmente no se cumplen. Un factor fundamental para que el alumno avance en la carrera y pueda cumplir con lo establecido por ella es la posibilidad de cursar. Pero si al momento de inscribirse se encuentra con discordancias entre oferta académica y horarios de trabajo y/o con pocas opciones de cátedra y comisiones, tendrá que postergar ciertas materias. Esto lleva a que el alumno retrase el desarrollo académico y con ello, la edad en que espera recibirse y la entrega de su tesina (en el caso que lo haga).  

 

Además, según lo descripto en el censo, el tiempo transcurrido desde el comienzo del CBC (Ciclo Básico Común) hasta el principio de la carrera es mayor a lo estipulado de un año, es decir, que la cursada y la aprobación definitiva para ingresar a la carrera se desarrolla entre 2 a 4 años. Este tiempo repercute directamente en el promedio de edad de los estudiantes.

 

Otro problema que se registra es la poca cantidad de egresados de la carrera. A pesar de las campañas realizadas por la facultad para promover la entrega de tesinas, los alumnos que logran avanzar tienen problemas con los tutores de las mismas y el tiempo que les demanda realizarlas muchas veces no confluye con su actividad laboral. Pero mientras se promueve la entrega de las mismas, con campañas aplicadas sólo a través de gigantografías, la falta de opciones para avanzar en la cursada de materias de los últimos años contradice dicho fin.

 

El problema de la longevidad no sólo repercute en la demora para obtener la licenciatura. Un aspecto profesional del alumno también es afectado: la participación en grupos de investigación de instituciones nacionales como el CONICET. Allí, la mayoría de las becas para intercambio estudiantiles y para una financiación como investigador tienen como requisito que el candidato tenga menos de 25 años (también un buen promedio, entre otros aspectos). Esta situación puede ser planteada desde dos aspectos. Por un lado, la presión desde intituciones paralelas a la académica que, al colocar un máximo de edad, instalan la idea de que una persona mayor a lo establecido no puede llegar a tener capacidades para los puestos. Y por el otro, las limitaciones impuestas desde el sistema educativo universitario que no contempla este tipo de cuestiones donde se daña directamente a la carrera profesional de su propio alumnado.

 

Estos límites forman parte de la arquitectura de un sistema educativo que fue establecido a través de la historia y está “encarnado” en la sociedad, lo que permite que las personas se adapten a él y lo tomen como la única realidad posible. Por lo tanto, se presenta como un sistema que modela la forma y los tiempos en los que se debe educar y aprender.

 

 

Presupuesto: Estudiantes como recursos.

 

Tras analizar los volumenes de alumnos en Sociales, se observó en el gráfico de Edad Promedio que existe una masa de alumnnos nucleada entre los 20 y 26 años que tiene el carácter de estática, la cual decae a partir de los 27 hasta los 30 años para luego provocar el pico mencionado anteriormente a los 31.

 

De allí, se derivó la pregunta acerca de los “alumnos vitalicios” en las distintas carreras y la existencia de ese conjunto que representa la edad promedio. Esta situación se asoció a la coincidencia de dicha edad con el desarrollo de las materias correspondientes a los últimos años de la carrera, lo que refuerza el planteo que se llevó a cabo en este trabajo. Y con ello, se observó el papel fundamental que tiene una oferta académica que puede utilizarse como catalizador para aumentar el flujo de alumnos y que avance o todo lo contrario.

 

En relación directa se encontró la importancia del presupuesto que recibe la facultad respecto a la cantidad de alumnos que a ella asisten. Lo otorgado por las autoridades de la UBA a Sociales representa el 8% del presupuesto en relación a las demás unidades académicas. La mayor cantidad de recursos está volcado en facultades como Medicina, que coincide con un amplio flujo de alumnos que cursa.

 

Esta situación llevó a plantear las siguientes preguntas: ¿Cuál es la relación estudiante/presupuesto? ¿Se pueden utilizar a los alumnos como factor para mantener la asignación de recursos a medida que la deserción afecta a la UBA en general?

 

La cuestión a investigar comienza a delinearse hacia la importancia que pueden llegar a tener los alumnos como recurso para mantener la asignación del presupuesto (cuando las inscripciones a la Universidad Pública descienden en cada cuatrimestre y queda menos presupuesto para repartir) y cómo ello se lo relaciona con el diseño de la oferta, la estructura educativa y el desarrollo académico.

 

Es decir...

 

Luego de realizar diferentes análisis, comparaciones y búsquedas de informaciones, el grupo logró establecer como principal conclusión que las limitaciones en la oferta horaria poseen una relación directa con la extensión de la carrera, cuyo principal efecto se visualiza y expresa en el promedio de edad de los alumnos y en la lentitud con la que ellos logran avanzar para recibirse.

 

A la vez, se puede esbozar que existiría una intencionalidad de extender la vida académica para justificar el mantenimiento de una de las principales fuentes de recursos, es decir, los estudiantes. Esto podría deberse al descenso de ingresantes que registra la UBA en general, lo que recae directamente en el presupuesto que se  recibe para cada facultad e instituciones dependientes. Entonces, la cuestión  se relaciona no solo con la cantidad de recursos que recibirá cada casa de estudios sino que también determinara  la cantidad de alumnos que ellas asistan.

 

 

 

 

 

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